Científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) brindan un valioso aporte al “Plan nacional de reducción de sodio”, mediante una investigación que busca establecer en qué porcentaje se pueden reducir los niveles de sal, y en general del sodio, en productos cárnicos.
Las especialistas consideran que el límite recomendado por día para el ser humano es de 3 gramos de sodio o 5 gramos de cloruro de sodio, es decir sal común; sin embargo estudios han demostrado que los (as) costarricenses consumen cerca de 7,1 gramos de sal por día.
El estudio lo realizan las investigadoras y docentes de la Escuela de Tecnología de Alimentos de la UCR, la Dra. Elba Cubero Castillo y la M.Sc. Yorleny Araya Quesada, con la participación de las estudiantes de ingeniería de alimentos Daniela Hérnadez Campos y Beatriz Boniche Vargas.
Para ello utilizaron una metodología denominada “Umbral de percepción de sabor”, que mide cómo percibe sensorialmente un consumidor (a) el sabor de determinado alimento, cual se basa en la metodología denominada “Umbral de estímulo constante” o “diferencia apenas perceptible”. (VER RECUADRO)
Con este método las expertas probaron diferentes niveles de reducción de sal, hasta encontrar el máximo porcentaje de disminución que no sea percibido por el consumidor.
Sobre esto la Dra. Cubero dijo que “logramos establecer que es posible una reducción del 20% sin que el consumidor lo sienta, mientras que el “Plan nacional de reducción de sodio” establece una reducción del 5%”
Asimismo la experta manifestó que la Cámara Costarricense de Embutidores y Procesadores de Carne (CEPCA) se comprometió a bajar el nivel de sodio hasta en un 15%, pero tal vez pensaban hacerlo en un largo periodo y ahora se les puede dar seguridad que pueden hacerlo en solo un año y no se verá afectado su negocio, pues no perderán clientes si lo hacen.
El proyecto de investigación se titula “Efecto de la reducción de sodio en productos cárnicos sobre la percepción del consumidor costarricense”.
En el “Plan nacional de reducción de sodio”, el país asumió el reto de disminuir los niveles de sodio en los alimentos por los efectos negativos en la salud de la población, cuando se consume excesivamente.
Los productos cárnicos procesados se encuentran entre los alimentos que más sodio aportan en la alimentación, no solo por la sal que se les agrega, sino por otros aditivos necesarios para su formulación que también contienen sodio. Por ello la reducción de sodio en estos productos es muy importante para la salud pública.
Dentro de estos productos se cuentan los embutidos como salchichón, salchichas, chorizo, morcilla, paté, mortadela; o bien carnes procesadas como jamón, carnes ahumadas, etc.
El resultado del estudio que establece que se puede disminuir el porcentaje de sal hasta en un 20% sin que el consumidor lo perciba, es muy importante, tanto para las autoridades de salud, como para los propios industrializadores de productos procesados de carne, pues tienen un dato científicamente comprobado para reducir la sal sin afectar la aceptación del producto por el público.
En nuestro país los embutidos tienen en promedio 2,5% de sal. El estudio determinó, por ejemplo, que el salchichón reducido en grasa (light) tiene un promedio de 2,05% de sal y se puede bajar a 1,53%; el salchichón corriente tiene en promedio 2,05% de sal y se puede reducir hasta el 1,57%, el chorizo tiene 1,74% que se puede bajar al 1,35% de sal.
Paralelamente a esta investigación de la Escuela de Tecnología de Alimentos, se está desarrollando otro proyecto de investigación de la Facultad de Microbiología, que pretende esclarecer si la reducción de sal incrementa el riesgo microbiológico, ya que la sal actúa también como preservante.
La investigación la realiza el Dr. Mauricio Redondo Solano, quien además de esclarecer si la reducción de sal favorece el crecimiento de microorganismos, está midiendo el efecto antimicrobiano de otros aditivos que se agregan a los embutidos.
Por otra parte, las investigadoras de la Escuela de Tecnología de Alimentos complementarán estas investigaciones con otras que se ejecutarán el año próximo, en las que experimentarán con formulaciones extendidas, es decir formulaciones de embutidos otras fuentes de proteína combinadas con la carne.
Los estudios con embutidos que contengan tanto proteína animal como vegetal se harán para comprobar si con esas variaciones en la formulación se mantiene siempre imperceptible para el consumidor la reducción de un 20% de sodio.
Sobre eso la M.Sc. Yorleny Araya explicó que la mayoría de los embutidos que se comercializan en el país son extendidos, es decir que no son hechos solo de carne y proteína animal, sino que contienen otros productos permitidos como extractos de proteína animal y vegetal.
Por esa razón explicó que van “a variar la formulación, teniendo diferente proporción de carne y más extensores, porque lo que más nos importa es el efecto de la sal sobre la miosina de la carne para poder hacer la pasta estable. Entonces si yo tengo menos miosina y tengo proteína de otra índole, yo quiero saber si esa reducción de sal me afecta en sabor y si me afecta a nivel de estabilidad del producto y de lograr formar la pasta cárnica. También que no se afecte la parte microbiológica”.
Agregó que también el próximo año van a probar la reducción de los otros aditivos de los embutidos que se agregan para control microbiano, o dar coloración y textura al embutido. Tal es el caso del fosfato de sodio, eritorbato de sodio, nitrito de sodio, lactato de sodio o acetato de sodio, los cuales no son sal, pero sí aportan sodio.
Los análisis se harán para ver cómo influye su reducción en la percepción del sabor salado. En este sentido dijo Araya que “no sabemos si los otros ingredientes que tienen sodio están aportando al sabor salado del producto”.
Las especialistas explicaron que el límite recomendado por día para el ser humano es de 3 gramos de sodio o 5 gramos de cloruro de sodio, es decir sal común. Por encima de esos valores se pueden generar enfermedades cardiovasculares y en Costa Rica estamos muy por encima, pues en el 2001 estudios demostraron que el tico consume 7,1 gramos de sal por día.
Más información con la Dra. Elba Cubero Castillo o la M.Sc. Yorleny Araya Quesada en los teléfonos (506)2511-8853, (506)2511-8851, o a los correos-e: elba.cubero@ucr.ac.cr o yorleny.araya@ucr.ac.cr
La Escuela de Tecnología de Alimentos de la UCR se creó en 1976 y se encarga de la formación de profesionales en ciencia y tecnología de alimentos con conocimientos, habilidades y valores, que responden a las tendencias y necesidades del sector agroalimentario nacional e internacional.
METODOLOGÍA DE MEDICIÓN“UMBRAL DE ESTÍMULO CONSTANTE” |
---|
Uno de los umbrales que arroja este método es el conocido como “diferencia apenas perceptible” (En inglés just-noticeable difference, JND), también llamado umbral de diferencia. El método de medición establece una relación cuantitativa entre la magnitud de un estímulo físico y cómo es percibido. Parte del principio de que el ser humano percibe cambios, pero solo si son cambios de cierta magnitud, mientras cambios muy pequeños no los percibe. Las investigadoras Dra. Elba Cubero Castillo y M.Sc. Yorleny Araya son pioneras en la aplicación del método para este tipo de estudios.Antes se hacían estudios con base en prueba y error, mientras que ahora existe una metodología más exacta y científicamente respaldada. Por otra parte, esta metodología se utilizó mucho para comparar dos productos diferentes como azúcar contra edulcorante o sacarosa contra aspartame. Pero hasta ahora se utiliza para contrastar un producto contra sí mismo variándole un ingrediente, en este caso la sal. |