M.Sc. Zaida Salazar Mora, coordinadora del proyecto y directora de la Escuela de Psicología de la UCR. Foto: ODI.
Un estudio realizado en una amplia muestra de la población adolescente escolarizada evidenció el riesgo de que las mujeres adolescentes de Costa Rica desarrollen un cuadro clínico de anorexia nerviosa.
Este resultó ser tan elevado como el de España e Italia, países desarrollados donde este tipo de trastorno recibe mucho más atención en cuanto a investigación, prevención y tratamiento.
La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza por el rechazo a alcanzar y mantener el peso mínimo recomendado, un miedo intenso a ganar peso y una percepción distorsionada de la imagen y el peso corporal.
Debido a que la anorexia nerviosa tiene una de las mayores tasas de mortalidad dentro de los trastornos mentales, es digna de mayor atención de parte del sistema de salud y los actores sociales relacionados con la salud mental.
En Costa Rica, la investigadora de la Universidad de Costa Rica (UCR), la M.Sc. Zaida Salazar Mora, actual directora de la Escuela de Psicología, ha realizado varios estudios en los cuales se ha explorado, entre otros temas, la prevalencia de la anorexia nerviosa en muestras nacionales.
En su último estudio utilizó la prueba denominada “Test de actitud ante la alimentación” (EAT‐40 Eating Attitudes Test), la cual fue estandarizada para nuestro país y aplicada a una amplia muestra probabilística de 4.319 estudiantes de noveno, décimo y undécimo año.
De las personas consultadas poco menos de la mitad eran varones (1.930 = 44.69%) y poco más de la mitad mujeres (2.389 = 55.31%). (VER FICHA TÉCNICA)
Los resultados arrojaron que la prevalencia del riesgo de padecer anorexia nerviosa en mujeres es del 9,4% de las encuestadas, cuatro veces mayor que la de los hombres, que resultó ser solo el 2,3%.
Al comparar estos resultados con estudios similares entre colegiales de otros países se detectó que la prevalencia del riesgo es poco mayor en Costa Rica que en países como Italia donde la prevalencia es de entre 6,7% y 9,3%. Sin embargo es menor que en la población colegial mexicana (19.7%).
No obstante este nivel de riesgo de las adolescentes costarricenses, también es alarmante. Uno de los investigadores del estudio, el psicólogo Lic. Jorge Esteban Prado Calderón, explicó que estos resultados se pueden proyectar a la población adolescente del país, pues “la muestra es probabilística y refleja la realidad de toda la población de la cual se extrajo la muestra.
Esto quiere decir que de la población de unos 350 mil estudiantes de secundaria, cerca de 22 mil están en riesgo de sufrir trastornos alimenticios. El especialista explicó que estos resultados concuerdan con las correlaciones que establece la literatura a nivel mundial.
El estudio demostró que a mayores actitudes de riesgo, mayores malestares psicosomáticos; al tiempo que a mayores actitudes de riesgo hay menor satisfacción con la imagen corporal.
En el caso de la mujeres, los mejores predictores del riesgo son la presencia de malestares psicosomáticos y la baja satisfacción con la imagen corporal.
El estudio también correlacionó las actitudes de riesgo con la satisfacción que se tiene con cada parte del cuerpo. Las que resultaron más relacionadas fueron la cintura, las caderas, los muslos y el abdomen. Así, por ejemplo, a mayores actitudes de riesgo,, menor satisfacción con el abdomen, las caderas, la cintura y los muslos.
El psicólogo Jorge Esteban Prado recalcó que “de todos los trastornos mentales, este es uno de los que tiene mayor mortalidad. Entonces eso lo hace muy importante para investigación. Incluso las personas que tienen el trastorno poseen seis veces más probabilidades de morir de cualquier causa, que las personas que no tengan el trastorno”.
Agregó que “con esto la sociedad debe ser más cuidadosa, pues el alcoholismo, por ejemplo, tiene mucho más atención que la anorexia nerviosa, aunque la prevalencia de ambos es similar. Pero al alcoholismo se le presta mucha atención, cuando en el caso de la anorexia es prácticamente nula”.
Explicó que los trastornos alimenticios, entre ellos la anorexia, se han incrementado a lo largo del tiempo y cada vez son más comunes. “Se ha visto en investigaciones sistemáticas que a mayor nivel de modernización, occidentalización y utilización de medios de comunicación de masas, más trastornos de la conducta alimentaria se presentan”.
El investigador enfatizó que es importante, no solo desarrollar estos instrumentos de cribado y de detección temprana, sino implementarlos, de manera que en nuestro sistema de salud debe haber aplicación sistemática de ellos para detectar trastornos de este tipo.
Aclaró que el instrumento no predice la cantidad de personas que enferman de anorexia, sino los que están en riesgo de padecer el trastorno alimenticio. “Para un diagnóstico certero se debe combinar este tipo de instrumento con una entrevista, historia de vida, etc.”
Como ejemplo señaló que el “Test” puede ser aplicado a un gran segmento de la población que lo amerite “para detectar cuáles son los casos en que uno debe profundizar y realizar más pruebas y entrevistas.
“Por ejemplo, si ingresan a las clínicas personas con problemas de desnutrición o bajo peso, se les aplica el instrumento para averiguar si el trastorno alimenticio es la razón de los problemas que venía padeciendo.”
Los trastornos alimenticios son un tema poco estudiado en el país y en nuestro sistema de salud no hay estadísticas serias sobre ellos.
La muestra fue seleccionada para un estudio a nivel nacional. Para un estudio por cantones debieron seleccionarse muestras locales.
Sin embargo se hicieron proyecciones exploratorias por cantón, las cuales muestran que los cantones donde hay mayor riesgo son los guanacastecos: Cañas, Nicoya y Santa Cruz.
Luego dos zonas periféricas en los cantones de Sarapiquí y Pérez Zeledón.
En la zona la central del país los de mayor riesgo son Alajuela, Grecia, Atenas, Flores y el cantón de Moravia.
Llama la atención del investigador que de la provincia de San José solo aparece Moravia con alto riesgo, mientras el resto de los cantones tiene bajos niveles de riesgo, en contraste con otros países donde las mayores ciudades presentan mayor riesgo.
Una de las hipótesis del Lic. Prado, es que los adolescentes del área metropolitana tienen mayor capacidad de control interno, lo cual ayudaría a que ellos reciban la información que les llega, pero decidan por sí mismos cómo actuar con respecto a ella. Por eso podría ser que no les está afectando tanto el bombardeo de los medios de comunicación, como a los jóvenes de otros países, donde en las zonas más industrializadas es donde se presentan mayores trastornos.
Otro factor a tomar en cuenta, es que los medios de comunicación están muy bien distribuidos por todo el territorio nacional y no solo en las zonas industrializadas.
Para más información llamar al (506) 2511-5561 de la Escuela de Psicología o a los correos electrónicos de Jorge Esteban Prado:psi@gmail.com y de Zaida Salazar:zaidasalazar@hotmail.com