Científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) recibieron, como donación y préstamo, trozos del meteorito que cayó el 23 de abril en los distritos de Aguas Zarcas y La Palmera de San Carlos.
Fotos de la masa principal del meteorito recuperado en La Caporal de Aguas Zarcas. A: Cara con regmagliptos menos desarrollados, posiblemente posterior a una primera fracturación durante el vuelo. B: Cara con regmagliptos poco desarrollados y superficie de fusión visible, posiblemente desarrollada luego de una segunda fragmentación. (Foto Escuela de Geología)
En su descenso, atravesando velozmente la atmósfera terrestre, el meteorito creó un espectáculo luminoso conocido como bólido, el cual fue observado en muchos lugares del territorio nacional.
El equipo de la UCR que visitó el lugar de la caída estuvo conformado por los geólogos, Óscar Lücke Castro, Gerardo Soto Bonilla y Pilar Madrigal Quesada.
El fragmento más grande encontrado, tiene un peso de 1071 gramos y fue analizado por el equipo científico de la UCR en la propia casa de habitación donde cayó.
El meteorito fue minuciosamente examinado utilizando equipo especializado de la Sección de Petrografía y Geoquímica de la Escuela Centroamericana de Geología de esta Universidad.
Así lo explicó la doctora en geoquímica, Pilar Madrigal Quesada, quien es investigadora y profesora de esta Escuela.
La Dra. Madrigal dijo que durante la visita que realizaron al lugar del impacto del meteorito, los propietarios del lugar les permitieron tomarle fotografías a los fragmentos y hacer una inspección visual con lupa para determinar que minerales y que estructuras contienen.
De esa primera inspección se logró esclarecer que efectivamente se trató de la caída de un meteorito, porque los fragmentos tienen las estructuras típicas de las rocas provenientes del cosmos.
En ese sentido, la Dra. Madrigal detalló que los fragmentos tienen “una corteza de fusión bien desarrollada, tienen regmagliptos, que son estructuras de fusión de la roca y por dentro se les observan unas estructuras que se llaman cóndrulos, que tienen minerales antiguos, los cuales se originan probablemente en el inicio del sistema solar”.
Agregó que por eso se clasifica preliminarmente como un meteorito rocoso condrítico, porque tiene los cóndrulos. Además explicó que está conformado por minerales de silicato, hierro y magnesio y que probablemente tenga una edad de 4 mil 500 millones de años.
Al ingresar a la atmósfera terrestre el meteorito se somete a elevadas temperaturas superiores a los 1500°C, las cuales llegan a fundir su superficie originando una corteza de fusión vidriosa con marcas de la dirección en que se precipitó.
La composición y estructura de los meteoritos resulta de gran utilidad para conocer la edad y constitución del Sistema Solar, ya que conservan un registro de su composición geoquímica y mineralógica, así como de los primeros millones de años de su historia.
Como resultado de la visita de los expertos de la UCR, los dueños de las propiedades donde se precipitaron la mayoría de fragmentos, cedieron partes del meteorito a la UCR, unos como donación y otros en calidad de préstamo, para que sean analizados por geólogos de esta Universidad.
Para determinar con mayor precisión la composición de las rocas, se utilizarán los modernos equipos que poseen diferentes laboratorios de institutos y centros de investigación de la UCR.
Para precisar la edad se deberá recurrir a laboratorios en el extranjero para lo cual ya se están estableciendo los contactos pertinentes. Según explicó la Dra. Madrigal, para los próximos análisis de las muestras “estamos evaluando cómo proceder para tratar de hacer los estudios de manera no destructiva, para perder la menor cantidad de material”.
La experta manifestó que la prioridad será realizar un análisis geoquímico para determinar qué elementos minerales y químicos componen las rocas del meteorito. También establecer la edad.
Pero enfatizó que “lo primordial es clasificarlo. Hay una sociedad internacional llamada “Meteoritical Society” que es la que certifica que una caída de meteorito sea genuina. Entonces el primer paso es el proceso que tiene que llevarse a cabo para que se certifique y se clasifique”.
Ante dicha sociedad se propondrá formalmente el nombre de Meteorito Aguas Zarcas para su adopción oficial.
La caída del Meteorito de Aguas Zarca, brindó por primera vez la oportunidad a científicos costarricenses de observar y analizar fragmentos recuperados en territorio nacional, aunque constituye el segundo observado en caer como bólido y recuperado en nuestro país.
Exactamente 162 años y 22 días antes, el 1° de abril de 1857, también se recuperó un fragmento de un meteorito que cayó en Heredia. Pero este fue enviado al exterior, concretamente a la Universidad de Chile, para su análisis por parte del científico polaco nacionalizado chileno Ignacy Domeyko Ancuta.
El geólogo costarricense Gerardo Soto Bonilla ha realizado una exhaustiva investigación acerca de la caída de meteoritos en territorio costarricense.
En su artículo científico “Meteoritos y Meteoros en Costa Rica (Verdaderos, Posibles y Falsos)” (https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/geologica/article/view/7241/6922), publicado en la Revista Geológica de América Central de la UCR, este investigador da cuenta de otros dos posibles meteoritos, de los cuales no se tienen vestigios y los datos son incompletos. Estos podrían haberse precipitado, uno en 1912 y el otro en 1962 o 1963.
Según estos datos, en nuestro territorio podría caer un meteorito visible cada 50 o 55 años. Sin embargo, el meteoradar de la UCR instalado en la Finca Experimental de Santa Cruz (FESC), Guanacaste, ha revelado que solo sobre el territorio de nuestro país llegan a caer hasta un máximo de 700 u 800 meteoros por hora y en promedio cerca de nueve mil meteoros por día, los cuales se denominan meteoros porque no logran alcanzar la superficie terrestre.
Cámaras de la Red Sismológica Nacional (RSN) UCR-ICE, captaron los destellos de la fuerte luz que iluminó los cráteres de los volcanes Poás y Turrialba al caer el Meteorito de Aguas Zarcas. (VER VIDEO RSN)
Detalles de los cóndrulos y las superficies de fusión del meteorito principal. A: Vista general de la textura, trama, cóndrulos y matriz de la cara fracturada del meteorito. B: Detalle de uno de los cóndrulos. C: Superficie de fusión. D: Fracturas de enfriamiento. (Foto Escuela de Geología)